Uno de los trastornos que sufre gran parte de la población, o bien alguna vez en la vida lo han experimentado es la Claustrofobia. Según la definición del DSMV es una fobia específica situacional en la cual el miedo patológico se desencadena en espacios cerrados y sin fácil vía de escape. Como sugiere la misma etimología del término claustrofobia: del latín laustrum – cerrado – y del griego φόβος – fobia.
Júlia Pascual, psicóloga referente en Terapia Breve Estratégica de Barcelona explica que en algunos casos la percepción claustrofóbica se puede generalizar y manifestarse también en circunstancias aparentemente injustificadas. Como por ejemplo: un paseo por una calle llena de gente o haciendo cola en el supermercado, en el dentista, en la peluquería, navegando, en el avión o conduciendo por una autopista, etc. Recomienda que aunque la persona puede padecer de claustrofobia en una situación concreta y determinada, y le sea muy fácil de evitar y así no crearle ansiedad igualmente debería de pedir ayuda porque más tiempo evita esa situación y el trastorno fóbico más va a crecer y más limitaciones va ir generando. Los miedos si se evitan más crecen.
Claustrofobia, ¿Cómo superarla?
En nuestro centro de psicología en Barcelona realizamos el tratamiento más efectivo para superarla empleando la Terapia Breve Estratégica. Esta no es una terapia de choque pero sí una psicoterapia que desde la primera sesión intenta conseguir resolver el problema de una forma que jamás has imaginado. Donde se usan maniobras veladas, es decir, ejercicios que cuando se realizarás sin darte cuenta, casi como por arte de magia lograrás afrontar tu miedo.
¿Qué tipo de claustrofobia padeces?
Las personas que sufren este trastorno de ansiedad al encontrarse en un lugar cerrado pueden tener tres percepciones distintas ante su temor:
- Más a la sensaciones físicas que se descontrolan por el miedo (ausencia de aire y entonces la sensación de asfixia y opresión descontrol, etc) que puede desencadenar un ataque de pánico.
- Más atención a la ausencia de una vía de escape inmediata en caso de malestar (desde el malestar hasta llegar al pánico).
- Más a la vergüenza que podría conllevar la necesidad de alejarse (reuniones, comidas, cinema, conciertos).
Se trata de tres percepciones diferentes que pueden ser presentes todas o solo en parte y en diferente grado de intensidad dependiendo del individuo que ha desarrollado esta monofobia situacional. Cabe señalar las dos primeras son percepciones más arcaicas y relacionadas a la seguridad física del individuo, y que la tercera es más de naturaleza social y relacional.
Lo que comparten estos tres aspectos es el miedo a no tener el control sobre la salida. Filogenéticamente este miedo hace referencia a las respuestas de terror típicas de los animales puestos en una situación de la cual no se pueden escapar. Desde el punto de vista psicofisiológico este miedo se traduce en la activación del sistema nervioso parasimpático que, en el momento en que los sentidos captan una sensación desagradable, activa de inmediato la amígdala que alerta todas las demás estructuras del cerebro. Estas acaban produciendo la típica sintomatología que quien sufre de esta fobia conoce muy bien: sudoración, taquicardia, ritmo respiratorio alterado y descarga de adrenalina.
Esta respuesta de alerta de nuestro organismo es una reacción autónoma es decir, se produce fuera de nuestro control voluntario y racional. La reacción se desencadena antes de tener conciencia de tener miedo. Un dispositivo natural que seria peligroso no tener y que ha sido importante para la supervivencia de nuestra especie.
Entonces, si se trata de una respuesta natural de nuestro cuerpo que sirve para defendernos, ¿De dónde nace el problema?
El problema nace cuando la mente consciente, una vez entrada en el juego, confunde este dispositivo protector de alarma por el miedo mismo y se asusta. El susto hace que el corazón lata aún mas rápidamente, que las manos suden aún más y que todo se haga mas intenso desencadenando una escalada disfuncional la cual, si no se interrumpe, transforma el malestar inicial en una verdadera explosión de pánico.
Una vez activado este mecanismo, del miedo del momento mismo, se sumarán ansiedad y miedo anticipatorio cuando la persona sabrá con antelación que tendrá que afrontar de nuevo y no podrá evitar la situación temida.
¿Por qué se produce la claustrofobia?
Las experiencias que activan la trampa pueden ser diferentes: un episodio traumático, una experiencia desagradable en un lugar cerrado, ser presente durante la experiencia desagradable de otra persona o haber recibido informaciones o noticias sobre experiencias traumáticas o negativas. El origen del problema por tanto puede variar, pero desde el punto de vista estratégico lo que hay que investigar es cómo la persona a partir de este momento en adelante se organiza para enfrentarse al miedo, es decir sus soluciones intentadas. Lo de solución intentada es un concepto formulado por el grupo de investigadores del Mental Research Institute de Palo Alto en el 1974 y identifica todo lo que la persona y/o el sistema a su alrededor hace para gestionar una dificultad y que reiterado en el tiempo la mantiene y alimenta llevando a la estructuración de un autentico problema.
¿Cómo se construye este transtorno?
Las personas intentan no sufrir de ansiedad pero es curioso que esos intentos de solución sino acaban por solucionar el problema será lo que ocasione que la patología se mantenga o se agrave. Los intentos de solución disfuncionales que se realizan con las mejores intenciones son los creadores de la claustrofobia. Estas soluciones intentadas que mantienen esta fobia y que ponen en práctica la gran mayoría son:
- Evitación: en un primer momento hace sentir seguridad por el hecho de no tener que enfrentarse a la situación, pero cada evitación confirma progresivamente la incapacidad de afrontar la situación.
- Petición de ayuda y consuelo: la petición de ser acompañados y soportados para afrontar la situación temida tiene un efecto positivo en un primer momento para convertirse rápidamente en una confirmación adicional de nuestra incapacidad.
- Control voluntario de las reacciones fisiológicas: intentar controlar voluntariamente las funciones orgánicas espontaneas en la situación especifica lleva paradójicamente al incremento de la sintomatología.
La combinación reiterada en el tiempo de estas tres soluciones hace que el estimulo se haga cada vez mas aterrador hasta llevar en pocos meses a desarrollar una verdadera fobia especifica. El malestar se va transformando en una autentica incapacidad de estar en determinadas situaciones por ejemplo viajar algunas horas en la cabina de un avión, coger un ascensor o participar en una reunión de trabajo.
¿Cuándo es el momento de pedir ayuda?
La Claustrofobia es una fobia específica prevalente y, por lo tanto más común que otras en la población. Como todas las fobias el grado de intensidad puede variar y con ello el impacto sobre la vida del individuo.
El momento de pedir ayuda llega cuando la percepción amenazante de esta realidad sobrepasa el límite convirtiéndose en una reacción de desadaptación que por los límites y obstáculos que nos impone nos impide realizar nuestros deseos. Cuando el miedo impide o limita la vida cotidiana es un problema que necesita tratamiento.
¿Qué tratamiento hay para poder superar la fobia?
La psicoterapia breve estratégica actúa sobre el circulo vicioso disfuncional de soluciones intentadas disfuncionales que retro alimentan el problema, a través de técnicas específicas y maniobras terapéuticas estudiadas ad hoc para este tipo de problema. Con el resultado de reestructurar la percepción disfuncional de la persona de cara a la situación fóbica. Con técnicas psicológicas que se basan en la lógica de la paradoja, de la contradicción y de la creencia se lleva al paciente a conquistar todos aquellos lugares que la fobia le robó.
Elena del Campo. Psicóloga General Sanitaria y Psicoterapeuta del Centro de Terapia Breve Estratégica en Barcelona. Formada por el psicólogo Giorgio Nardone.