Los humanos somos especialistas en complicarnos la vida y sólo muy pocos son capaces no solo de no hacerlo sino de transformar las cosas complicadas en simples. Esto es lo que realiza el psicólogo estratégico: encontrar soluciones aparentemente simples para problemas complejos.
Disponemos de una metodología de intervención que nos distingue totalmente de las otras orientaciones ya que realizamos un diagnóstico operativo. ¿Qué es esto? Pues que en vez de preguntarnos el por qué una persona tiene un problema nosotros nos preguntamos cómo funciona el problema. Y es que la pregunta del por qué puede resultar peligrosa ya que nos obliga a analizar las causas del pasado donde hay tendencia de encontrar culpables y eso dificulta la capacidad de encontrar una estrategia de solución.
Conseguimos la solución del problema en poco tiempo y de forma eficaz: normalmente el desbloqueo de la patología sucede entre la primera y la cuarta sesión. ¿Cómo lo logramos? Usamos un reductor de complejidad, que es analizar las soluciones intentadas, aquellas que ha realizado el paciente y su entorno para solucionar el problema pero que no han funcionado. Analizamos estas soluciones intentadas disfuncionales, que como dijo Watzlawick , sino funcionan, no sólo no resuelven el problema sino que lo mantienen. Analizamos qué lógica de intervención no sirve y así ser capaces de aportar nuevas soluciones al problema que sigan una lógica distinta a la usada anteriormente. Es importante tener en cuenta que “si uno hace siempre lo mismo obtendrá los mismos resultados”, por lo tanto, si uno quiere cambios debe de atreverse hacer algo distinto que no había hecho antes.