Desde la práctica psicoterapéutica estamos asistiendo en los últimos años a una clara “epidemia de inseguridad“ tal como lo define Roberta Milanese. Está aumentando el número de personas que viven con la sensación de no estar a la altura, de no sentirse adecuadas o incluso imperfectas y esto puede suceder en cualquier ámbito de la vida. Desde nuestro centro de psicología en Barcelona tenemos la solución para que superes el miedo a no estar a la altura. Este miedo te puede sabotear tus acciones, te puede hacer sentir un impostor o un fraude o te puede perseguir allá donde vayas generando sufrimiento y bloqueando tu comportamiento deseado. En este artículo te explicaremos los tipos de miedo a no estar a la altura más comunes, las principales psicotrampas que las personas construyen para intentar gestionar este miedo que en vez de ser la solución son su trampa y la solución.
Para solucionar el miedo a no estar a la altura una de las claves es darnos cuenta de que inevitablemente nos comportamos como nos percibimos y nos percibimos como nos comportamos, es un ciclo constante de autoengaño. Si mi autoengaño es el de pensar que no estaré a la altura, que no seré capaz, desgraciadamente sin darme cuenta, en mi modo de relacionarme conmigo, con los demás y con el mundo, actuaré de un modo que se confirmará mi miedo.
Tipos de miedos a no estar a la altura:
Entre las principales formas de miedo a no estar a la altura están:
- El miedo a exponerse
- El miedo a la impopularidad
- El miedo al conflicto
- El miedo al rechazo
- El miedo a ser insuficiente
- El miedo al fracaso
Hay que dejar claro que la autoestima no la heredamos, sino que cada uno se la construye afrontando y superando los retos que la vida nos pone por delante. Pero si mi miedo de no estar a la altura me limita a la hora de afrontar esos retos, está claro que el efecto será una baja autoestima y una fuerte inseguridad.
Saber gestionar eficazmente los autoengaños que contribuyen a formar nuestra autoestima requiere por lo tanto una atención especial, ya que el valor que nos damos a nosotros mismos tiene, inevitablemente, poderosas repercusiones en todos los ámbitos de nuestra vida.
Con respecto a los intentos disfuncionales de quiénes temen no estar a la altura, podemos identificar algunos patrones de funcionamiento perceptivo-reactivos, o usando el término acuñado por Giorgio Nardone (2013) algunas “psicotrampas” específicas.
Las principales psicotrampas de la persona que se siente insegura se dan tanto a nivel de pensamiento como a nivel de acción.
A nivel de Pensamiento:
- “infravalorar / sobrevalorar”. Una persona que teme el juicio, por ejemplo, puede sobrevalorar la mínima crítica recibida y transformarla en provocación a la que reaccionar con agresividad. Por el contrario, una persona con buena disposición tendrá dificultad para contemplar las señales de peligro incluso de personas claramente poco fiables.
Si aplicamos esta psicotrampa a nuestra autoestima, la tendencia redundante a subestimarnos a nosotros mismos o sobreestimar a los demás termina ocasionando importantes problemas. - “si lo siento así es que es así” Implica atribuir a alguien o a algo ciertas propiedades únicamente sobre la base de las sensaciones sin verificarlo, sin tener verdaderas evidencias. Es como si se llevasen unas lentes deformantes que alteraran la percepción. Fiarse de las sensaciones puede ser del todo peligroso y engañoso.
Tanto una como otra terminan por producir lo que definimos como “la profecía que se auto-realiza”. El que se siente rechazado termina por aislarse y rechazar de forma preventiva a los demás, consiguiendo así que suceda eso que mas teme.
A nivel de Acción:
- La Evitación: Se trata de un arma de doble filo porque por un lado evitar nos puede hacer sentir seguros, pero por el otro nos confirma nuestra incapacidad de afrontar y superar las dificultades. Si este patrón se va repitiendo en el tiempo lleva irremediablemente a un progresivo empeoramiento del sentimiento de incapacidad y a un incremento del miedo lo que llevará cada vez mas a una cadena de evitaciones cada vez mas generalizada.
- Pedir ayuda: Cuando la demanda de ayuda implica delegar en los demás aquello que debemos hacer nosotros mismos produce efectos similares a lo que sucede con la evitación, porque nos confirma nuestra incapacidad de hacer las cosas solos. Ser ayudado limita la posibilidad de la persona de desarrollar su propia autonomía, algo indispensable para sentirse un individuo capaz y responsable.
- El Exceso de Control: Cuando el control va mas allá de la dosis justa se convierte en un “veneno”. Ese efecto venenoso se expresa de dos maneras: en la primera el exceso de control lleva a la perdida de control (ej.: en los problemas de ansiedad cuanto más se intenta controlar ésta más se desencadena, hasta llegar al pánico). En la segunda tener todo bajo control o querer hacerlo todo perfecto, sirve de forma tan extraordinaria para sedar el miedo que se convierte en una necesidad irrenunciable llevando a menudo a la persona a trastornos psicológicos tan invalidantes como el trastorno obsesivo compulsivo.
- Defenderse de antemano: Sucede cuando tememos que el otro nos pueda hacer daño de algún modo o pueda dañar nuestra autoestima. El problema es que cuando nos defendemos de antemano el resultado provocará un efecto en el otro que le llevará a hacer lo mismo con nosotros, comenzará una escalada de posiciones defensivas. Funciona como un boomerang, la defensa preventiva se nos volverá en contra confirmando la necesidad de defendernos y confirmando por tanto el autoengaño de vivir en un mundo lleno de enemigos.
- Renunciar: Se trata de una de las psicotrampas mas dañinas. Cuando la desconfianza en las propias capacidades nos lleva a renunciar a afrontar las pruebas que la vida nos propone, nos confirma la supuesta incapacidad, hasta el punto de hacerla real.
La reiteración en el tiempo de acciones más o menos conscientes, contribuyen a la estructuración de patrones de percepción y reacción rígidos y disfuncionales, llevando a la persona a sufrir lo que ella misma involuntariamente ha construido.
En los casos en los que se presenta esta problemática, el término “no estar a la altura” sugiere rápidamente que la persona está utilizando algún modo para medir que es lo adecuado y que no. Es como si utilizara una vara de medir, el problema es que, a diferencia de las competiciones deportivas, donde un juez decide la altura a la que se debe realizar de un salto, por ejemplo, cuando hablamos de temas relacionados con la autoestima las cosas no son medibles tan fácilmente.
Estas personas terminan por establecer un “juez de competición” que les indique si están a la altura adecuada o no, delegan la decisión a ese juez que puede ser un juez externo (los que viven en el miedo a ser juzgados por los demás), un juez interno (constante juicio negativo sobre si mismos y miedo constante a fracasar) o incluso en algunos casos puede tratarse incluso de un juez escondido a menudo bajo otra sintomatología.
A través de la Terapia Breve Estratégica en el Centro Júlia Pascual el terapeuta te detecta rápidamente de que tipo de “juez” te crea el sufrimiento y selecciona el tipo de intervención más adecuada y eficaz para superar los diferentes tipos de miedo de no estar a la altura en el menor tiempo posible y de la forma más eficaz.
Fuente: R. Milanese. 2021. El engañoso miedo a no estar a la altura. Barcelona: Herder.
Blanca Díaz Echániz. Psicóloga y psicoterapeuta especialista en trauma del centro de terapia Breve Estratégica de Barcelona.