El diálogo fallido en las relaciones de pareja: los 8 errores más comunes

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En mi trabajo ayudo a muchas parejas a mantener y fortalecer su unión a través del problema-solving, terapia o coaching estratégico. Todas las parejas acaban atravesando momentos de crisis y deben de superar problemas continuamente. Si se gestionan satisfactoriamente, la pareja inevitablemente cambia y con la ayuda de un profesional, se puede mejorar la calidad de la relación. En mi consulta realizo terapias de pareja de muchos tipos: por infidelidades, por celos, por problemas sexuales o de deseo, por problemas de relación con otros familiares, etc. Pero el problema principal por el que acuden a pedir terapia de pareja es por un problema de comunicación. De hecho, en todos los otros casos siempre acabamos observando que deben mejorar esa habilidad. La comunicación es la sangre de las relaciones, sin ella estamos vacíos y muertos.

 

Podemos afirmar entonces que el principal error que cometen las parejas es en la comunicación. Es por ello que he querido escribir este articulo e indicar:

 Los 8 errores comunicativos que hacen fracasar tus relaciones de pareja:

 

1) CORREGIR O PUNTUALIZAR. Pocas cosas son tan fastidiosas como sentir que nos señalan cómo debemos hacer esto o aquello para que funcionen correctamente. Si lo hacemos, estamos enviando un mensaje de “tú estás equivocado, yo soy quien está bien”. Nos damos cuenta que nuestro interlocutor tiene razón, pero el modo como nos lo dice, nos irrita y hace surgir en nosotros el deseo salvaje de transgredir las reglas de la relación. Oscar Wilde decía “Siempre hay algo fatal en las buenas intenciones.”

2) RECRIMINAR. Al censurar, criticar o recriminar , únicamente producimos en el otro reacciones emotivas de rebeldía. El sentirse cuestionados y condenados hace que se dispare una discusión, ya que las emociones en juego son el rechazo y la rabia; y la reacción será que nazca el deseo de escapar o de atacar. Nietzsche sostiene: “Los seres humanos transforman sus propias culpas en culpas de los demás”. Cuando recriminamos, nuestras razones no serán escuchadas y el resultado será una reacción de rechazo que puede llevar a un frío distanciamiento.

3) ECHAR EN CARA. El que echa en cara se coloca como víctima. Si yo me pongo en el rol de víctima del otro, lo convierto automáticamente en mi verdugo. Si este último se enfada, me hará aún más víctima, entonces yo se lo haré notar y él será cada vez más agresivo e insoportable. Es un círculo vicioso. Si nos hacemos las víctimas, acabamos por bebernos nosotros todo el veneno producto de la situación que se crea.

4) SERMONEAR. Todos hemos padecido los sermones de nuestros padres, maestros, etc. Esta modalidad de comunicación carece de asertividad, ya que sermonear es criticar el comportamiento ajeno y no ayudará a mejorar el diálogo de pareja. Dentro de un buen sermón podemos encontrar tanto la recriminación como la puntualización o el echar en cara como víctima. Si te sermonean te inducirá a rebelarte y a transgredir la regla que impuso el sermón.

5) ¡TE LO DIJE!. Es la frase que nos dicen acto seguido de cualquier equivocación y que genera rabia hasta en el más santo. Es sinónimo de “¿Lo ves?, yo ya lo sabía, pero no me quisiste hacer caso”. Ya tengo suficiente con mi enojo de haber cometido un error, como para que todavía me lo restrieguen. No me ayuda en absoluto, más bien hace que me enfurezca aún más con quien me lo hace notar.

6) LO HAGO SÓLO POR TI. Frase capaz de desencadenar la furia de la persona más tranquila. Es como cantarle mi sacrificio o un favor. Esto no sólo hace sentir al otro en deuda, así como inferior. Es como tener que agradecer la generosidad altruista del otro, misma que… ¡yo no solicité! Esto nos indica la necesidad de ser reconocido y gratificado por aquello que, si de verdad hubiera sido noble y generoso, tendría que haberlo hecho sin que se notara, y mi pareja estará doblemente agradecida: primero, por el favor recibido y segundo, por no habérselo contado.

7) “DEJA…YO LO HAGO”. Actitud que se disfraza de gentileza para salvar al otro de su torpeza, pero en realidad esconde una forma de descalificación de las capacidades de la otra persona. Una ayuda no requerida, no sólo NO ayuda, sino que perjudica. El mensaje subliminal, es: “Déjame hacerlo a mí, porque tú no eres capaz”. La evocación de este mensaje tiene un poder formidable, que envenena y enturbia, incluso la más sincera de las buenas intenciones. Empleemos, entonces, un diálogo constructivo con nuestra pareja. No demos por hecho las cosas, mejor iniciemos nuestra frase con un amable “corrígeme, si me equivoco…” 

8) REPROBACIÓN: no es una crítica directa, no es una contestación ni poner en duda al otro, sino que es una secuencia representada por una primera parte en la cual se felicita al otro y una segunda parte en la cual se afirma que, sin embargo, se podría haber hecho mejor, más o que aquello no es suficiente. Ej: “sí, está bien, pero no es suficiente, podrías haberlo hecho mejor”. “Deja, lo hago yo, porque tu normalmente no puedes” y él responde “muchas gracias, aprecio mucho que estés tan atenta a que no me meta en dificultades”. Es una maniobra que crea problemas aunque no existan.

Último Consejo. Para finalizar, mi última recomendación que seguro que más de uno os repetís pero no podéis seguir: intentad no comunicaros en exceso con aplicaciones virtuales ( Facebook, whatsapp , instagram, etc..) y desconectad del mundo online a menudo para garantizar una conversación exclusiva con los que están físicamente con vosotros. Tened muy presente que las nuevas tecnologías: ayudan a acercarnos a las personas que están lejos pero nos alejan de los que tenemos bien cerca.

 

Extraído del libro del psicólogo Giorgio Nardone. Corrígeme si me equivoco. Herder

Júlia Pascual. Psicóloga y sexóloga en Barcelona. 

Psicóloga especialista en terapia de pareja y sexología.